Práctica de alimentación cotidiana de una bebé de aproximadamente 10 meses. |
Dado que este tema es muy importante, creo prudente dividirlo en partes, para que podamos analizarlo por completo y realmente darles unas recomendaciones útiles, no solamente consejos aislados que lejos de ayudar, confunden más.
Al nacimiento:
Como ya sabemos, y por múltiples razones incluso hasta de sentido común, se recomienda la práctica de la lactancia materna exclusiva desde el nacimiento hasta los 4-6 meses. La Organización Mundial de la Salud recomienda que sea efectiva hasta los seis meses de edad y que la introducción de los alimentos complementarios sea a partir de los seis meses de edad (180 días) y continuar
con la lactancia materna. Comentario: De acuerdo con la NOM-SSA8 se recomienda no introducirlos antes de la 17ª semana y no diferirlos más allá de la 26ª semana.
1.Mantenimiento de la lactancia materna. Continuar con la lactancia materna frecuente y a demanda como mínimo hasta los 6 meses.
2. Alimentación perceptiva.
Esto significa:
a) alimentar al lactante directamente en los primeros meses de alimentación
complementaria y ayudar al niño mayor (a partir de los nueve a 12 meses) cuando ellos ya deseen comer por sí solos, respondiendo a sus signos de hambre y satisfacción;
b) alimentarlo despacio y pacientemente y animarlo a comer, pero sin forzarlo;
c) si observamos que el niño rechaza varios alimentos, podemos experimentar con distintas combinaciones, sabores, texturas y métodos para animarlo a comer;
d) es importante minimizar las distracciones durante las horas de comida, sobre todo si
el niño pierde interés rápidamente;
e) conviene recordar que éstos son momentos excelentes y oportunos de aprendizaje para el niño (y por qué no, para la madre), para manifestarle nuestro amor, platicándole y manteniendo con él un contacto visual de cariño y ternura.
Preparación y almacenamiento seguros de los alimentos complementarios.
Tanto en lactantes amamantados como no amamantados, son fundamentales las buenas prácticas de higiene y manejo de los alimentos, por ejemplo:
a) Lavado de las manos de la mamá y/o de las personas a cargo de los niños y de los mismos niños
antes de preparar alimentos y de comerlos;
b) Guardar los alimentos de forma segura y servirlos inmediatamente después de su preparación,
c) Utilizar utensilios limpios para preparar y servir los alimentos,
d) Utilizar tazas y tazones limpios al alimentar a los niños, y
e) Evitar cuando sea posible, el uso de biberones, dado que es difícil mantenerlos limpios.
Cantidad necesaria de alimentos complementarios.
En lactantes amamantados, la energía necesaria proveniente de los alimentos complementarios sería de 130 a 200 kcal/d (seis a ocho meses);
de 300 a 310 kcal/d (nueve a 11 meses);
y de 550 a 580 kcal/d (12 y 23 meses), respectivamente.
Estas pequeñas diferencias en el aporte de energía dependen de la cantidad estimada de leche humana que recibe cada niño.
En lactantes no amamantados, es necesario asegurarse que las necesidades de energía estén cubiertas. Estas necesidades son aproximadamente 600-700 kcal/d (seis y ocho meses); 700-800 kcal/d (nueve y 11 meses); y de 900 kcal/d (12 y 23 meses de edad).
Consistencia de los alimentos. La consistencia y la variedad de los alimentos se aumenta gradualmente conforme crece el niño, adaptándose a sus requerimientos y habilidades.Los lactantes pueden comer papillas (purés blandos) o colados (alimentos semisólidos) a partir de los seis meses de edad.
En condiciones especiales, se pueden mejorar los purés de frutas y/o cereales o verduras mezclándolos con leche.
A los ocho meses, la mayoría de niños también pueden consumir alimentos sólidos que pueden comer
con los dedos (colaciones que pueden comer los niños por sí solos). A los 12 meses, la mayoría de los niños puede comer el mismo tipo de alimentos que el resto de la
familia.
Es importante evitar los alimentos que puedan atorarse o que atraganten al niño (es decir, alimentos cuya forma y/o consistencia implica el riesgo de que pudieran bloquear la tráquea, por ejemplo: nueces, cacahuates, uvas, zanahorias crudas, etcétera).
Frecuencia de alimentos y densidad energética. Se aumenta el número de veces que el niño consume los alimentos complementarios conforme va creciendo.
Para el niño amamantado de seis a ocho meses de edad, se deben proporcionar dos a tres comidas al día además de la leche; de los nueve a 11 meses y 12 a 24 meses de edadel niño debe recibir tres a cuatro comidas al día además, de meriendas o colaciones nutritivas (como una fruta,
un pedazo de pan, crema de cacahuate, yogurt, etcétera) ofrecidas una o dos veces al día, según lo desee el niño.
Las meriendas o colaciones se definen como alimentos consumidos entre comidas, siendo generalmente alimentos que los niños consumen por sí mismos y que son convenientes y fáciles de preparar. Si la cantidad de alimentos en cada comida es baja o el niño ya no es amamantado, podría recibir cinco comidas al día, tres tiempos mayores (desayuno, comida y cena) y dos colaciones o meriendas intermedias.
Para el promedio de los lactantes no amamantados, las comidas deben ser suministradas cuatro a cinco veces al día, con colaciones o meriendas adicionales (tales como piezas de fruta o cereales, pan con crema de cacahuate, etcétera) ofrecidas una o dos veces al día según cada niño.
Contenido nutrimental de alimentos complementarios.
Tanto en lactantes amamantados como no amamantados es necesario ofrecer una variedad de alimentos para asegurar que todos los nutrimentos estén incluidos:
- La carne, aves (pollo), pescado o huevo deben ser comidos diariamente, o tan seguido como sea posible, porque estos alimentos son una fuente importante de nutrimentos clave como el hierro y el zinc. Los productos lácteos (leche, yogurt, etcétera) son fuentes ricas de calcio y otros nutrimentos importantes. Las dietas que no contienen alimentos de origen animal (carne, aves,
pescado o huevo, más productos lácteos) no logran cubrir todas las necesidades nutrimentales a menos que se utilicen alimentos fortificados o suplementos alimenticios.
- Si se consumen regularmente cantidades adecuadas de alimentos de origen animal, y en caso de no ser amamantado con leche humana, la cantidad de leche (fórmula de continuación o seguimiento, si es posible) necesaria es de ~ 200-400 mL/día; si no es así, la cantidad de leche necesaria sería de ~ 300-500 mL/día (en condiciones en donde sólo pueda ofrecerse leche de vaca, ésta debe estar hervida o pasteurizada).
- Si no se consumen regularmente la leche materna u otras fuentes de alimentos de origen animal en cantidades adecuadas incluyendo una fórmula láctea de continuación,se debe asegurar un consumo diario de una combinación de cereales y leguminosas, de preferencia en la misma comida para asegurar un aporte adecuado de proteínas de calidad biológica.
- Los derivados lácteos son fuentes muy ricas de calcio.
Si estos productos no son consumidos en cantidades adecuadas, se pueden incluir otros alimentos que
contienen cantidades relativamente grandes de calcio como harina de pescado, charales y sardinas (mayores de 12 meses) o tortillas preparadas en nixtamal.
Otros alimentos como el frijol de soya, verduras de hoja verde oscuro (espinacas, col, lechuga, brócoli, etcétera), calabaza, zanahoria, papaya, guayaba, etc., son fuentes adicionales de calcio.
La dieta diaria debe incluir alimentos ricos en vitamina A (frutas y verduras, aceite de palma, aceites fortifi cados con vitamina A y otros alimentos); alimentos ricos en vitamina C (cítricos, verduras y papas), consumidas con las comidas para incrementar la absorción de hierro ; y alimentos ricos en vitaminas del complejo B, (incluyendo hígado, huevo, derivados lácteos, verduras verdes, frijol de soya), vitamina B6 (carne, aves, pescado, plátano, verduras verdes, papas y otros tubérculos, cacahuates) y folatos (leguminosas, verduras verdes, jugo de naranja).
- Ofrecer dietas con un contenido adecuado de grasas.
Si los alimentos de origen animal no son consumidos regularmente, es necesaria la adición de 10-20 g de grasas o aceites, a menos que se incluyan en la dieta otros alimentos ricos en grasas (tales como pastas u otros alimentos elaborados con oleaginosas como nueces, cacahuates, almendras, etcétera).
- Es necesario evitar dar bebidas poco nutritivas, como tés, café y refrescos embotellados.
Conviene limitar el consumo de jugos (dos onzas) antes de los doce meses de edad para que no sustituyan a otros alimentos más nutritivos.
• Uso de suplementos con vitaminas, nutrimentos inorgánicos o alimentos «fortificados».
Se debe consultar al médico antes de auto recetar a nuestros hijos con vitaminas o similares.
Fuente:
Recomendaciones para la alimentación del niño
durante los primeros 23 meses de vida. Edgar M Vásquez Garibay,* Enrique Romero Velarde,* Alfredo Larrosa Haro,* Anselmo Machado Domínguez*
* Comité de Nutrición, Confederación Nacional de Pediatría de México, A.C.
Pediatría de México Vol. 14 Núm. 1 - 2012
Continuaremos en la siguiente entrada.
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